viernes, 17 de mayo de 2024

Camila Fabbri: La reina del baile

Idioma original: español
Año de publicación: 2023
Valoración: recomendable

A riesgo de, a estas alturas, inventar la Re-member-seña voy a tener que entregarme a una algo futil digresión.

Hoy 13 de Mayo de 2024, la reseña se publica cuatro días después, he de devolver mi ejemplar de La reina del baile a la biblioteca barcelonesa donde lo tomé prestado. De hecho, hay otras cuatro peticiones del libro a continuación de la mía, así que entiendo que el libro está solicitado y por lo menos hay cuatro potenciales lectores, digamos, algo impacientes de que les llegue su turno. Ello implica que lo obtuve hace justo un mes, y que seguramente en cuanto me hice con el ejemplar - supongo que por algún comentario o alguna reseña que despertó mi curiosidad - no tardaría (la novela no alcanza las doscientas páginas) más de una semana en leerlo por lo que, mala costumbre que tengo de esperar a que llegue el día de publicar para afrontar su redacción, me lanzo a redactarla el día 12, y he de hacer un esfuerzo mental para recordar detalles memorables. De un libro que fue finalista del Premio Herralde.

Quiero decir: esta es una novela de estructura moderna, aunque ya algo convencional, Los capítulos dan saltos atrás en el tiempo y tienden a confluir: empezamos con un accidente de tráfico con nuestra protagonista y una adolescente en el vehículo. El juego de la casualidad trágica se pone en marcha y parece que toda la novela se enfoque en resolver cierto enigma: qué hacen esas dos personas juntas en ese vehículo, cuándo la evolución de la trama no las relaciona en absoluto. La protagonista se ha separado y ha viajado a casa de una amiga y anda por ahí un perro de curioso nombre (o curioso apellido) pero, cosas de las estructuras modernas aunque ya algo convencionales, no hay grandes sobresaltos argumentales al margen de esos hechos tan de hoy en día, los emparejamientos, las separaciones, los devaneos existenciales, cierta angustia generacional de ese rango de edades entre boomer y millenial. Todo simplemente OK,  aunque la contratapa disponga de elogios más que encendidos de escritores de cierto perfil. La alternancia de capítulos y los diferentes tempos otorgan cierto aire de suspense. Aunque sabemos que el accidente no ha tenido efectos devastadores, el tiempo está congelado mientras se presenta la ayuda, las liberan del vehículo, la internan en la ambulancia y acuden al hospital. En la otra trama, todo es más dilatado, existe la relación, la ruptura, esa especie de huida sin rumbo, quizás demasiado estructurado para que todo quede así, abierto, estimulante, impecable desde el punto de vista narrativo.

Y otra vez, la duda. Por suerte (recuerdo muy vagamente Crash, una película algo enfermiza, creo recordar, de David Cronenberg, en que gente que había sufrido accidentes de tráfico se relacionaba de forma algo turbia) esta no es una novela que se recree en las casualidades que se esconden tras cierto tipo de tragedias. Más que morbosa, diría que es una novela dinámica y más bien esperanzada, o no del todo desesperanzada. Pero me preocupa eso, que en tres semanas su rastro se desvanezca hasta al punto de no retener una escena, una imagen, un párrafo.

jueves, 16 de mayo de 2024

Karl Schlögel: Terror y utopía. Moscú en 1937

Idioma original: Alemán 
Título original: Terror und traum
Año de de publicación: 2008
Traducción: José Aníbal Campos
Valoración: Casi imprenscindible

Dos metáforas constituyen el capítulo inicial y final de esta mastodóntica obra de poco más de 1000 páginas con la que el profesor alemán Karl Schlögel dibuja un panóptico del Moscú y la Unión Soviética en el tristemente célebre año de 1937. No son decisiones casuales, obviamente. 

La primera, la elección de un análisis de El maestro y Margarita de Bulgakov (nota mental nº1: tengo que releerla y reseñarla) como apertura de la obra, resulta de la estructura que posteriormente adoptará Terror y utopía, de ese vuelo con el que Bulgakov y Schlögel tratan de aprehender la totalidad de la vida moscovita pasados veinte años del triunfo de la Revolución. Pero no solo eso porque, al igual que ocurre en la novela, en Terror y utopía lo insólito ya no es extraordinario.

La segunda, la elección del gigantesco Palacio de los Soviets de Boris Iofán que debía construirse sobre los restos de la demolida Catedral del Cristo Redentor y que finalmente resultó inacabado (en parte por la invasión alemana), sirve como perfecta metáfora del destino de la URSS.

Entre medias, como ya digo, treinta y ocho capítulos que recorren casi todos los ámbitos de la vida de un año que ha pasado a la Historia por los Procesos de Moscú, pero que encierra aspectos que quizá han quedado olvidados o infravalorados a la luz de las terribles purgas y matanzas que asolaron al país en esos años (y anteriores y posteriores, ojo) y de las que los 3 Procesos de Moscú son solo un porcentaje ínfimo. Porque Moscú en 1937 no se agota en lo político.

Habla así Schlögel de un país y un momento histórico que quizá hayan sido simplificados en años posteriores, pero que esconden una complejidad que hace de Moscú y de 1937 un lugar y un tiempo tan terrible como fascinante, al menos para mí. De esta forma, conocemos un país que constituye un inmenso laboratorio social, que se encuentra inmerso en una serie de cambios demográficos debidos a la colectivización forzosa y a la industrialización, que resulta una sociedad de arenas movedizas que un Partido debilitado por purgas y nepotismos parece incapaz de controlar, pero también un país que juega con la modernidad en lo artístico / cultural, que avanza como pocos lugares lo habrán hecho en tan breve espacio de tiempo.

Moscú en 1937 es un lugar y un tiempo de síntesis y de homogeneización pero también de crisis, de permanente estado de excepción, con un poder debilitado en sus cimientos, con un orden social en equilibrio precario, etc. Cambios y coyunturas que provocan ese nuevo orden social del que el Censo de 1937 (de cara a las elecciones de diciembre) se hace eco, del que el Plan General de Reconstrucción de Moscú (1935) es reflejo, y que supone un cambio de paradigma en todos los ámbitos: económico, cultural, artístico, laboral, político, o incluso físico, etc. Nada escapa a este nuevo país que se construye, a esta nueva identidad que desde las altas instancias se intenta crear, y para ello sirven el arte, los nuevos medios de masas, la propaganda, los desfiles los descubrimientos geográficos, etc y, sobre todo, la violencia política. Porque nada mejor que un enemigo más o menos imaginario contra el que "unir fuerzas".

Todo esto es lo que muestra Schlögel en este monumental Terror y utopía. Para ello se sirve de archivos y publicaciones de la época, de actas, de estudios posteriores, de testimonios de extranjeros (destacan los de Lion Feuchtwanger y el embajador estadounidense Joseph Davies) o de nacionales como Yelena Bulgakova. 

Si con algo me tuviera que quedar de Terror y utopía, además de con el mérito del autor en hacer que una lectura de unas 1000 páginas (y de un tema tan denso) sea relativamente amena, es con esa visión global que va más allá de reduccionismos y que hace que el libro funcione tanto como ensayo sociopolítico, reportaje cultural o novela de terror (considerando "la parte de los crímenes" de 2666 como novela de terror). Moscú en 1937 es, al mismo tiempo, laboratorio social, campo de reclutamiento y vanguardia de corrientes artísticas y culturales, pero casi nada de esto es algo aislado. Moscú en 1937 no se agota en lo político pero lo político "infecta" casi todos los campos.

En el lado menos positivo, tengo la impresión de que Schlögel deja fuera el culto a la personalidad de Stalin. Se cita, aparece por ahí, pero quisiera saber cómo se forja, cuáles son los mecanismos que llevan a un pueblo a una ceguera tal que permita atrocidades semejantes es algo que merecería más espacio en el texto. Digo yo.

En cualquier caso, creo que Terror y utopía es un texto imprescindible para cualquier interesado en la materia, un hilo del que tirar hacia otras lecturas que profundicen o completen (Bulgakov, Platonov, Robert Conquest, Feuchtwanger, Bujarin, Ordzhonikidze, cine o arquitectura soviético, la construcción del canal Volga-Moscova, literatura concentracionaria, etc) lo ya apuntado en el texto. Tarea hay por delante.

miércoles, 15 de mayo de 2024

Mario Levrero: Dejen todo en mis manos

Idioma: español

Año de publicación: 1994

Valoración: está bien

Un escritor uruguayo no demasiado exitoso recibe el encargo, por parte de sus editores, de localizar en una ciudad del interior del país a quien haya escrito una novela magnífica que han recibido y con quien no pueden ponerse en contacto. El improvisado detective se desplaza a esa desabrida localidad, a la que llama penurias, y, durante los días de su estancia allí, lleva a cabo unas pesquisas más o menos exitosas -me callo si finalmente tiene éxito en la misión encomendada o no-, conoce a una serie de personajes más o menos pintorescos y tiene algunos encuentros, más o menos eróticos. con mujeres...

Novelette ésta (perfectamente la podría haber etiquetado como "zoom" de tan corta que es) que bebe, como es obvio, de la clásica novela negra norteamericana -de hecho, en el libro encontramos más de una referencia a Raymond Chandler-, sólo que con un tono paródico e incluso bufo, lo que, digámoslo claramente, es lo que salva la historia, que, por lo demás, tampoco tiene mucha chicha, más allá de algunas reflexiones del protagonista y de la ambientación en un escenario un tanto laberíntico y onírico -los propios sueños del escritor-sabueso tienen también bastante presencia en la novela, por cierto-; tengo entendido, sin haberla leído, que esta ambientación está relacionada con la de La ciudad, del mismo autor. Aunque, de hecho, a mí tanto la localidad de Penurias como la repetición de ciertas rutinas diarias del tipo me han recordado algo la película Atrapado en el tiempo... influencia que bien podría haber existido en su redacción, de no ser el estreno de este filme justamente contemporáneo de la publicación del libro. Lo mismo me ocurre con la prosa de César Aira, cuyo estilo me ha recordado esta novelita de Levrero. Pero, probablemente (quien sepa más del tema, que se manifieste, si quiere), la influencia, de existir, sea en sentido contrario, puesto que la mayor parte de la muy extensa obra del argentino se ha publicado después de este librito.

En cualquier caso, estamos ante una novela cortita y divertida -en algún momento, incluso hilarante-, aun sin demasiada sustancia y que, con seguridad, no se encuentra entre las obras más señeras de este escritor uruguayo. Se lee en un plis-plas, eso sí, luego está bien para pasar el rato y hasta ahí.

Otros libros de Mario Levrero reseñados en este blog: Trilogía involuntariaLa banda del ciempiés

martes, 14 de mayo de 2024

Joyce Carol Oates: Un jardín de placeres terrenales

Idioma original:
Inglés
Título original: A Garden of Earthly Delights
Traducción (al catalán): Núria Busquet Molist
Año de publicación: 1966
Valoración: Ambicioso y decididamente recomendable

Menudo novelón es Un jardín de delicias terrenales. Varios son los aspectos por los que destaca esta ambiciosa obra de Joyce Carol Oates: la sensibilidad del conjunto, la voluptuosidad de su prosa, el tono agridulce global, su capacidad para retratar a la América rural y la complejidad de su elenco.

La protagonista indiscutible de Un jardín de delicias terrenales es Clara, quien en un inicio convive con su familia de jornaleros, luego escapa junto a Lowry, se casa con Curt y finalmente cuida de su hijo Swan. 

Los capítulos que subdividen el libro llevan el nombre de tres de los hombres que tanto han marcado la vida de Clara. El primero, por ejemplo, se titula "Carleton", en honor al padre de nuestra heroína; lo siguen "Lowry" y "Swan".

Son numerosos los temas barajados en esta novela. Yo destacaría la pobreza estructural, el maltrato en todas sus acepciones o las esperanzas y los desencantos existenciales. Estos temas se abordan con absoluta maestría a través del argumento y, en menor medida, de las incursiones en la psicología de los personajes. 

Solamente le pondría dos pegas a Un jardín de delicias terrenales. La primera sería su extensión; aunque el libro no se llega a hacer largo o pesado en ningún momento, dilata innecesariamente ciertas escenas. 

En segundo lugar, reprocharía a la novela que repita de vez en cuando información aportada previamente; esto último puede deberse a que Oates quiere enfatizar determinados detalles, pero a mí me sobran, por ejemplo, tantas menciones a la obsesión de Carleton por el tono de piel blanco, o a la idea de que, para Lowry, Clara no es más que un perro encontrado en la carretera. 

Ah, una última cosa: Un jardín de placeres terrenales es la primera novela (autoconclusiva, tranquilos) de una tetralogía llamada Wonderland. Según tengo entendido, el resto de la saga mantiene el nivel, por lo que estamos hablando sin duda de uno de los proyectos narrativos norteamericanos más grandes en lo que a escala y calidad respecta.


También de Joyce Carol Oates en ULAD: Aquí

lunes, 13 de mayo de 2024

Ian Haydn Smith: Breve historia de la fotografía

Idioma original: inglés
Título original: The Short Story of Photography
Traducción: Carolina Bastida Serra
Año de publicación: 2018
Valoración: Está bien

Con cierta frecuencia es recomendable no hacer mucho caso de los títulos de los libros. A todos nos ocurre, o a mí al menos, que es lo primero que despierta la atención, y especialmente cuando no se trata de libros de ficción le concedemos un carácter descriptivo. Quiero decir, se supone que el contenido responde a lo que enuncia el título. Luego ocurre que a veces no es así y, según lo que hayamos ido a buscar, puede venir la decepción. Pero tampoco siempre.

La verdad es que un título que empieza por ‘Breve historia…’ no pinta nada bien, parece algo que podría venderse con el periódico del domingo, un texto de divulgación sin mucho fundamento, para interesados superficiales en algún asunto. Confieso que era un poco mi caso, empujado a conocer algo más de la historia de la fotografía por culpa de aquella buena novela de Miguel Ángel Hernández que hablaba de daguerrotipos y retratos mortuorios. 

Así que de entrada la elección me pareció equivocada, porque basta abrir el libro por la primera página para comprobar que de historia de la fotografía, entendida como descripción de técnicas, materiales e innovaciones expuesto con cierto orden cronológico, pues prácticamente nada. Pero lo que hay puede tener su gracia si cambiamos el foco: menos historia convencional a la manera de los manuales de arte, a cambio de un muestrario bastante interesante de buenas fotos que han dejado huella en la no tan larga trayectoria de esta actividad, manifestación artística o modo de expresión, como queramos verlo.

Aunque de un formato algo modesto, este sería un libro como para habitar en la estantería del salón, junto a volúmenes sobre animales (pongamos perros o caballos, al gusto), algo de pintura clásica, quizá algún deporte plásticamente vistoso (tenis, automovilismo), paisajes espectaculares o libros sobre mitología ricamente ilustrados. Cosas que podemos enseñar a las visitas cuando de pronto surge la conversación y tenemos a mano el material con el que impresionar. También es verdad que en este caso no impresiona mucho, pero sí que ofrece buenos ejemplos de fotos que por alguna razón hicieron historia, supusieron una ruptura con lo anterior o aportaron innovaciones en técnica, temática o perspectiva.

Hay imágenes sorprendentes, desde aquellas que exigían tiempos de exposición casi eternos, hasta esos mismos efectos buscados a propósito muchas décadas más tarde para crear una atmósfera de misterio, perspectivas insospechadas para fotografiar un pimiento o un tenedor (dos de mis preferidas en el libro), enfoques alucinantes de la gran ciudad por la noche o de un almacén de Amazon, retratos de gobernantes tratados con diferentes técnicas, o imágenes oníricas que hicieron las delicias de surrealistas y dadaístas. Todo un muestrario que arranca desde algunos pioneros del siglo XIX hasta cerca de la actualidad, cada foto con unos breves comentarios para ponerla en contexto y destacar un par de pinceladas sobre su autor.

Entiendo que el objetivo es justamente reunir una serie de imágenes interesantes, que eso creo que lo consigue, más que presentar un relato ordenado sobre la evolución de la fotografía, como insinúa el engañoso título. Pero, siempre desde mi posición de profano, quizá me atrevería a deducir que la historia de este arte, o esta técnica, puede que no admita esa exposición parecida a las que acostumbramos a ver en relación con las artes plásticas o la literatura, organizadas en torno a ismos y tendencias que, al menos en líneas generales, marcan una evolución más o menos explicable y coherente. En el caso de la fotografía el aspecto técnico es fundamental, pero a nivel creativo no está tan claro que haya movimientos que se vayan sucediendo en el tiempo, tal vez se trata de iniciativas o descubrimientos puntuales que conviven con otros de forma más bien aleatoria hasta formar un amplísimo panorama que tiene mucho que ver con el talento o la creatividad individuales. 

Es una primera impresión así, muy desde fuera, pero si nos basta con hacernos una idea rápida de lo que se ha hecho en fotografía desde hace casi dos siglos, el libro ofrece una muestra que tiene su interés, algo que puede servir de aperitivo, quizá para inducirnos a explorar un poco más en ese terreno.

domingo, 12 de mayo de 2024

Reseña + Entrevista: Un descuido cósmico de Liliana Blum

Idioma original: español

Año de publicación: 2023

Valoración: muy recomendable

En el mundo literario, a menudo se presume que podemos conocer el carácter de un escritor a través de sus obras. Autores como Charles Bukowski, Franz Kafka o Alice Munro ofrecen ventanas a sus mundos internos que parecen reflejar directamente sus personalidades complejas y a veces atormentadas. Sus libros actúan como espejos de sus vidas, y los lectores pueden sentir que realmente comprenden a estos escritores desde un punto de vista íntimo y personal. Sin embargo, Liliana Blum desafía esta noción con "Un descuido cósmico". A primera vista, con su naturaleza amable, su ingenio rápido y su dedicada vida a la literatura y a sus cinco perros, Blum parece distar mucho de los oscuros recovecos de la imaginación que explora en sus cuentos. Esta disonancia crea una curiosa tensión: ¿cómo es que una persona que irradia tal calidez puede conjurar historias tan perturbadoras?

Este contraste entre el autor y su obra ofrece una rica área de exploración sobre las obsesiones ocultas que pueden habitar en los rincones más inesperados de la mente. En el caso de Blum, sus cuentos no solo sirven como una salida para tales fantasías macabras, sino que también plantean preguntas sobre la fuente de la creatividad y los límites entre la experiencia personal y la imaginación. A través de su escritura, Blum revela que lo que mostramos al mundo es solo una parte de nuestra compleja realidad interna. Las cosas horribles (lo digo como un halago) que escribe, aunque sorprendentes a la luz de su personalidad amigable, son testimonio de la capacidad del espíritu humano para transitar por múltiples realidades, a veces en contraste directo con la fachada que presentamos.

Influenciada, por un lado, por escritores de terror como Stephen King, y por otro, por creadores de terror, como el asesino serial Edmund Kemper, Liliana crea un abanico de escenarios donde la vida cotidiana de sus protagonistas se retuerce por algún elemento insólito, desde lo más o menos inquietante, hasta lo grotesco. Sus historias invitan a los lectores a explorar los límites de la moralidad y la venganza, a través de personajes que, aunque ordinarios en apariencia, se enfrentan a dilemas extraordinarios.

Desde una mujer que pacta venganza con un asesino, hasta otra que recurre a la brujería para llenar un vacío maternal, Blum explora cómo el deseo y la desesperación pueden llevar a actos de horror extremo. La habilidad de la autora para infundir terror en lo mundano es notoria, haciendo que cada relato resuene con una anticipación y tensión palpables.

En uno de mis cuentos favoritos, Liliana invoca la sombra de Ed Kemper, un asesino serial cuya notoriedad se infiltra en la trama de una manera sorprendentemente íntima y perturbadora. En este relato, Blum no se limita a recrear la figura de Kemper, sino que lo transforma en una entidad espectral, cual ikiryo mitológico, que interactúa con una joven estudiante de intercambio. Este acercamiento a Kemper como un espíritu que posee y manipula, no sólo intensifica el terror inherente a su historia real, sino que también explora la influencia póstuma de tales figuras en la cultura popular y la imaginación colectiva (el hecho de que Kemper siga vivo lo hace aún más escalofriante). A través de este cuento, Blum nos desafía a considerar cómo la infamia y el miedo se perpetúa en nuestra memoria, ofreciendo una meditación sobre el legado de los monstruos en el mundo moderno.

Las menciones a estos cuentos es solo para que le vayan midiendo el agua a los camotes. Descubrir cada uno de ellos realmente vale la pena.

"Un descuido cósmico" es, sin duda, una obra que desafía las expectativas, mostrando que el verdadero terror puede surgir no solo de los monstruos, reales o fantásticos, sino del corazón humano. Esta colección es muy recomendable para aquellos que buscan una lectura que combine lo psicológico con lo paranormal, creando así la posibilidad para que aquellos elementos sobrenaturales se materialicen, como diría Hesse.

Si quieren ahondar un poco más en el mundo de Liliana Blum, abajo les dejo el enlace de la plática que pude tener con ella hace unas semanas. Tuvimos de invitados especiales a sus perros. 



Otras obras de Liliana Blum reseñadas en ULAD: El monstruo pentápodo

sábado, 11 de mayo de 2024

Xosé Luis Méndez Ferrín: Arraianos

Idioma original: gallego
Título original: Arraianos
Traducción: Luisa Castro
Año de publicación: 1991
Valoración: Muy recomendable

(Aviso: He leído este libro en el gallego original, por lo que no puedo opinar sobre la traducción).

Méndez Ferrín es una popular figura y gran referente de las letras gallegas que, de hecho, ostentó la presidencia de la Real Academia Galega, por lo que el nivel de expectación respecto a su obra se sitúa bastante alto. Veamos.

Este Arraianos es una colección de diez relatos breves pertenecientes a una época madura del autor, cuando este ya tenía algo más de medio siglo de vida y gran parte de su carrera realizada. Podemos entonces presuponer – y acertar con - un estilo maduro y elaborado, consistente y bien trabajado, donde se pueden observar claramente sus influencias.

Los arraianos del título hacen referencia al gentilicio de A Raia, región fronteriza entre España y Portugal, en la provincia de Ourense, de donde es oriundo el autor y donde toman lugar los relatos que aquí nos atañen, quizá lo único que tengan en común entre ellos. El tiempo donde tienen cabida oscila entre un par de siglos atrás y la posguerra civil, en la primera mitad del Siglo XX.

Si alguno de ustedes es seguidor de la literatura galaica, probablemente se habrá hecho eco de unos rasgos comunes – no tanto como para llamarlo un estilo propio – que comparten varios narradores gallegos, y en concreto varias obras suyas. Me refiero a una especie de realismo mágico a la gallega donde se juntan realidad y fantasía, mundo real y onírico, prosaísmo y superstición, dotado de sus propias reglas y coherencia interna, y que se nutre de un enraizado mundo mitológico muy propio que bebe del folklore gallego.

Méndez Ferrín no podía ser menos y, en esta colección de relatos se deja ver una transparente pátina de fantasía que los envuelve y los contagia en mayor o menor medida, convirtiéndose así – para mí gusto – en el punto fuerte del libro: esa estar y no estar, esa cuerda floja, la delgada línea que separa el mundo concreto y el abstracto.

Puede presumir el autor de estar ducho en el arte de la narración: el estilo varía en cada relato, desde la forma epistolar hasta el soliloquio interno, pasando por las narraciones oscilantes entre primera y tercera persona, por narrador omnisciente o por personaje secundario de la obra, todo ello, como he dicho antes, con gran coherencia y sin resultar forzado en ningún momento, añadiendo, al contrario, gran variedad a la lectura.

Los temas siempre bordean el mundo del ensueño: desde la reencarnación hasta la brujería (tema que protagoniza varios relatos), la soledad, y, sobre todo, la guerra y la venganza/rencor (como unidad indisoluble). Es en la violencia donde se rasgan las vestiduras mágicas y aparece el ser humano más brutal, sin velos tras los que esconder su salvajismo primitivo.

Es esta, en suma, una recopilación de relatos muy recomendables, en un conjunto bastante breve, y de los cuales estoy seguro que complacerán a casi cualquier perfil lector que se ponga con ellos.