sábado, 20 de septiembre de 2014

Colaboración: He visto ballenas de Javier de Isusi

Idioma original: Castellano
Año de publicación: 2014
Valoración: recomendable

He visto ballenas / Bakeak ikusi ditut de Javier de Isusi se ha publicado en castellano y en euskera simultaneamente, gracias a la traductora Bego Montorio Uribarren. Además del acierto de publicar una novela gráfica que habla sobre el conflicto vasco en los dos idiomas oficiales de Euskadi, hay que reconocer la valentía -o la obstinación- de la editorial Astiberri al publicar novela gráfica en euskera (si bien es cierto que hay otras editoriales que también lo hacen) tras haber visto anteriormente que la inversión no les ha resultado fructífera.

El autor escribe y dibuja una obra que evidentemente se inscribe en el contexto actual del conflicto. A través de la historia de Josu, militante de ETA que cumple condena en Francia, y Anton, amigo de la infancia de Josu y a la vez hijo de víctima de ETA, la trama se va desarrollando a saltos entre el pasado y el presente. A la narrativa se le suma un tercer personaje, Emmanuel, antiguo mercenario al servicio de los GAL, a quien trasladan a cumplir condena a la misma cárcel en la que Josu está internado. Son esos cimientos los que permiten al autor desarrollar un discurso alrededor de ciertos lugares comunes que lamentablemente no tienen suficiente visibilidad en las instituciones: el reconocimiento del otro, el arrepentimiento y el perdón -no sin una cantidad infinita de dolor-.

Es de destacar que el autor no haya decidido tirar por el camino fácil a la hora de retratar el conflicto vasco y lo difícil que puede ser recorrer el camino del perdón y el arrepentimiento. El acierto es doble cuando el lector constata que el desarrollo gráfico en He visto ballenas se erige en consonancia con la historia: una gama de grises y amarillos que tan pronto representan el alejamiento de un esquema maniqueo, como añaden una viveza necesaria para simbolizar la rabia o la violencia. En su debe, puede resultar estereotípico que en He visto ballenas el perdón lo ejerza alguien que es miembro del clero. Además, pese a que la obra está escrita y dibujada con la mejor de las intenciones y tampoco peca de simplista, falla en lo que podríamos designar como los últimos diez metros de la maratón que representa haberse acercado al conflicto del modo en el que De Isusi lo ha hecho. Tratándose de una obra gráfica, la visibilidad de las víctimas de los GAL o de los grupos de extrema derecha es nula -si bien se menciona- y se reduce a un miembro de ETA con delitos de sangre. Un error de coherencia que en mi opinión afecta a la imagen general que el autor ha querido dibujar yuxtaponiendo el dolor de los diversos agentes que conforman la historia; un error que no deja de pasar desapercibido en un contexto en el que no todas las víctimas gozan del mismo estatus: la misma obra reconoce que los responsables de los GAL no están en la cárcel. Con todo, el valor de He visto ballenas es evidente además de ser una obra muy disfrutable tanto visual como narrativamente.

Firmado: Paulo Kortazar

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Paulo,

He leído la reseña y no me he podido resistir a comentar un par de cosas, si me permites.

Del libro poco puedo comentar, salvo lo sugerente del título y la preciosa ejecución de la acuarela de la portada. Del contenido, sería injusto opinar porque no he leído ni la dedicatoria. Aunque, si te tengo que ser sincero, no me gastaría un duro en un libro que tiene como protagonista a un militante de ETA, por principios.

Con respecto a tu reseña, pues mira, siendo sincero, me ha parecido lamentable. Y podría dejarlo aquí, despedirme, firmar y enviar, pero mira, te voy a argumentar mi valoración.

En primer lugar empleas los términos “conflicto” y “conflicto vasco”. Me imagino que para muchos habitantes de Euskadi ésta será la forma de resumir el hecho de que muchos de ellos se consideren mejores que el resto y quieran ser independientes y todas esas cosas (si me vas a hablar de España, sentimientos, patrias y banderas, déjalo, tengo bastante superado el tema y no me interesan las banderas de ningún tipo ni creo en los muros entre personas en el año 2014). Sin embargo, “conflicto vasco”, para las personas que tuvieron a bien ir al Hipercor de la Avd. Meridiana de Barcelona en junio del 87, o a los cientos de víctimas que han perdido la vida a muchos kilómetros del “conflicto” y a todos sus familiares, les debe sonar muy diferente esta terminología. Conflicto es lo que tengo yo cada vez que me llega la factura de la luz o lo que tiene mi mujer cuando tiene que elegir qué ponerse por las mañanas, perder la vida destrozado por una bomba en Zaragoza o Sevilla es algo diferente a un “conflicto”, no te parece?

Más adelante, cometes la vileza de hacer una dicotomía entre el arrepentimiento y el perdón, igualando a víctimas y verdugos y su carga de dolor. Yo no sé la carga de dolor que puede suponer tener un pasaporte con el que no te reconoces o que en tu pueblo no ondee la banderita que a ti te gustaría, pero sí que me imagino lo que debe sentir una madre a la que le han dicho por la mañana que tiene que ir a una morgue a certificar que 700 gr de carne chamuscada son lo que queda de su hijo de 35 años y su nieto de 6. Todo un conflicto, sí señor.

En cuanto al “reconocimiento del otro” (qué político es el lenguaje) mejor no comentar tu nueva equiparación de actores en el “conflicto”, puesto que unos matan y otros mueren. Pero si de reconocer en sentido estricto hablamos, entiendo que es una tarea sencilla. Me explico: los que llevan la cara descubierta y van con miedo por la calle son las víctimas. Reconocer a los otros también es fácil, llevan pasamontañas, pistolas y explosivos, a estos se les llama verdugos fuera de nuestras fronteras. Yo aquí no veo ningún conflicto.

Y finalmente, lo que más me gusta de la reseña. Los “últimos 10 metros de la maratón”, es decir, la poca visibilidad de las víctimas del GAL en un contexto en el que no todas las víctimas gozan del mismo estatus (sic). Toma ya. A ver Paulo, que yo soy más de números y las letras se me atascan. ETA ha asesinado a 829 personas y nos ha acompañado amenizándonos los telediarios durante 35 años. Los GAL, han matado a 27 personas, por eso entiendo que no se pueda igualar a unos y a otros en el libro, aunque esto te suponga un problema.

En fin, que me da pena leer ciertas cosas y que aunque la banda armada a la que pertenece el protagonista del libro parece que afortunadamente está desapareciendo no debemos olvidar que aun siguen en activo y que el reguero de inmenso dolor que han dejado en este país ha sido algo que no debemos olvidar, por respeto a las víctimas y a sus familiares.

Un saludo.


P.D. Un sugerencia final. Si no lo has hecho, léete Gomorra de Saviano. Eso sí que es poner las cosas en su sitio cuando se habla de un grupo criminal, y por eso está amenazado de muerte.

Anónimo dijo...

Anónimo, la critica que hace Paulo Kortazar solo puede hacerse en una sociedad enferma que ha perdido la moral. No tienen remedio. Y por eso tu y yo tenemos que firmar como anónimos. Ellos no.

Santi dijo...

No me compete a mí defender a Paulo Kortazar, que podrá responder a los comentarios si lo considera pertinente. Solo creo que me parece esencial recordar de lo que estamos hablando: Javier de Isusi ha escrito un libro, Paulo Kortazar lo ha leído y lo ha comentado; ninguno de los dos ha matado a nadie, y ninguno de los dos ha defendido o justificado, ni lejanamente, la violencia terrorista.

De todo lo demás (si se debe usar el término "conflicto vasco", si las víctimas del GAL son tan víctimas como las de ETA o no, o si existe de hecho el arrepentimiento de los verdugos y el perdón en la víctimas), podemos discutir, pero siempre partiendo de esa base.

Un saludo.