sábado, 13 de septiembre de 2014

Birgit Vanderbeke: Tiempos de paz

Idioma original: alemán
Título original: Friedliche Zeiten
Año de publicación: 2000
Valoración: recomendable

Nos encontramos en Alemania en la década de 1960. La Guerra Fría está en todo su esplendor, pero los protagonistas de esta historia (tres hermanos –dos niñas y un niño– de corta edad) parecen más preocupados por la particular guerra fría que viven en su propia casa. Su madre es una mujer temerosa de todo lo que la rodea (llega a desear morir, entre gritos y lloros, cada vez que su marido sale a tomar algo) y, para intentar mantener a la familia unida y protegida, no duda en tiranizarla y en convertir su hogar en un escenario enfermo. Serán esos niños los únicos que consigan mantener la cabeza fría, entre la extraña relación de sus padres y la tensión mundial, y ofrezcan al lector una visión tan amable como cruel de un pasado que desgraciadamente no nos queda demasiado lejos.

Vanderbeke crea, así, de la mano de esta familia, un reflejo de lo que el mundo estaba viviendo en ese momento: una paz que no era paz, un esperar a que alguien (rusos, yanquis o quien sea) apriete el fatídico botón o estalle la Tercera Guerra Mundial y, en el universo de los niños protagonistas, a que sus padres se divorcien o terminen matándose el uno a otro.

También utiliza la autora a estos pequeños para describir las diferencias existentes entre la Alemania del Este y del Oeste, aunque siempre (y muy acertadamente) desde la perspectiva infantil. Así, como los niños afirman, "No sabíamos cuál era la diferencia entre el Este y el Oeste, pero sabíamos que era abismal". Después de pasar años jugando entre ruinas, búnkers, historias para no dormir y amenazas constantes, tendrán no obstante que aceptar un futuro que no resulta ser tan negro como se lo han pintado, lo que los dejará más confusos e indefensos que la amenaza del horror y de una muerte segura.

Da la impresión de que para Vanderbeke la vida es una guerra que nunca llegamos a asumir ni para la que nos enseñan a prepararnos, en la que todo puede pasar y no siempre tendremos la suerte de salir bien parados, y así parecen entenderlo también los pequeños, quienes, a causa del ambiente viciado que soportan a diario en su casa, deben aprender a madurar antes de tiempo y a relativizar lo que los rodea para evitar perder la cabeza.

Tiempos de paz se nos presenta, pues, como la crónica de la historia europea reciente y como un cuento infantil que, en este caso, debería ser contado a los adultos mientras cruzando los dedos esperando que aprendan algo.

1 comentario:

Unknown dijo...

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