lunes, 22 de septiembre de 2014

Ana María Shua: La sueñera

Idioma original: español
Año de publicación: 1984
Valoración: Muy recomendable

Ana María Shua está considerada algo así como "la gran dama del microrrelato". Se me ocurren pocos escritores (quizás Monterroso sea el mejor ejemplo) que tengan su nombre tan asociado a este género pequeño y delicado, tan sobrevalorado por algunos como menospreciado por otros. Y La sueñera es precisamente un perfecto ejemplo de todo lo que este género puede dar de sí, y tamibén de algunos de sus peligros.

La sueñera es un volumen compuesto por 250 relatos, todos ellos de menos de una página de extensión, vinculados de una forma leve y muy genérica por la idea del sueño. En algunos de ellos (sobre todo los primeros) predomina el tema del sueño y la vigilia, con algunas resonancias borgianas y kafkianas casi inevitables (Kafka, o mejor dicho, el señor K., aparece en algunos de los relatos). En otros, en cambio, lo que Shua emplea es la estructura del sueño, su peculiar lógica-ilógica, su libre asociación de imágenes y fantasías a veces coloridas y lúdicas, otras amenazadoras y terribles.

Ana María Shua es una escritora dotada de una imaginación y una sensibilidad deslumbrantes, lo que hace que muchos de los microrrelatos del volumen provoquen sorpresa, curiosidad, inquietud o una sonrisa de humor bien llevado. Las inversiones lógicas, las perspectivas soreprendentes, las humanizaciones inesperadas de objetos o animales, las enumeraciones caóticas, los juegos lingüísticos, los hallazgos verbales y poéticos (en sentido amplio) pueblan el libro. Pongo solo tres ejemplos:

"Los calamares no me atemorizan. En señal de amistad, trenzo y destrenzo sus tentáculos. Después de todo, soy casi una de ellos: yo también sé jugar a esconderme con nubes de tinta"
"Los objetos no siempre resultan amenazadores. A veces, incluso son amables. Los domingos a la mañana, sin ir más lejos, la mesita de luz me trae el desayuno a la cama".
"A veces me despierto de visiones horribles, agitada, angustiada, llorando. Para calmarme le pido a mi marido que me deje apoyar la cabeza en su cuerpo y me abrace bien fuerte con todos sus tentáculos"
En un libro que contiene 250 relatos, es inevitable que exista una cierta irregularidad ("también Homero se duerme de vez en cuando", que decían los clásicos). Es entonces cuando se ven los peligros del microrrelato, en los que los malos escritores de microrrelatos caen con mucha más frecuencia que Ana María Shua: que se transformen en silogismos, en aforismos, en chistes, en greguerías; que dependan excesivamente de la sorpresa o punchline final. O simplemente, que no sean lo suficientemente imaginativos, que resulten blandos, insulsos o repetitivos.

En todo caso, esto en La sueñera pasa poco, muy poco. La media de relatos que tienen algo para ofrecer al lector, a cualquier lector, a distintos tipos de lector, es muy alta. Ana María Shua tiene ganada, y bien ganada, su fama de grandísima escritora de microrrelatos.

También de Ana María Shua: Contra el tiempo

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