martes, 29 de julio de 2014

Colaboración: El hombre que soñaba demasiado de Gonzalo Suárez

Idioma original: español
Año de publicación: 2005
Valoración: Muy recomendable

Es este el típico libro que se lee por casualidad. Se lo encuentra uno en casa y, "¿qué coño es esto?", "¿quién lo ha comprado?" Y cuando fortuitamente nos encontramos con un hueco porque la siguiente lectura prevista la hemos descartado por algún motivo, pues venga, vamonos con el Suárez este, que me suena como director de cine o algo así.

Y cuidado que el título (que suena a tostón hollywoodiense candidato a Oscar) es de verdad disuasorio, y qué decir de la horrenda portada; pero entre tanta calamidad y tan adversas señales, héteme aquí, señoras y señores, que hemos encontrado un muy buen libro.

La cosa arranca como una peculiar autobiografía, rápida, a base de cuatro fogonazos lanzados con el estilo cortante, abrupto y oscuramente irónico que no nos abandonará en todo el libro. Y en seguida, tomando pie en un sueño, se adentra en un terreno fascinante donde ‘como en un recodo del río confluyen los sueños, los recuerdos y los hechos’.

Así, el relato, atrayente y poderoso, que en ocasiones adquiere caracteres góticos, es un continuo entrar y salir entre la realidad y el sueño, un deambular en el filo de dos mundos que interfieren y se condicionan, formando con el paso de las páginas una extraña red, a veces tenebrosa, a veces vivificante, que constituye al mismo tiempo una pesadilla y un retrato de lo vivido.

Suárez maneja formidablemente esa ambivalencia de los materiales, y los va retorciendo una y otra vez sobre sí mismos, hasta dar la sensación de perder él mismo la percepción de hasta dónde llega lo real y lo ficticio, lo que nos va conduciendo a un túnel cada vez más angustioso.

Ciertamente, del túnel sale uno de golpe y porrazo en cuanto se encuentra con un rótulo que pone ‘Segunda parte’. Da la impresión de que el autor se ha cansado de toda esta locura, o se la han acabado las pilas, no sé, y volvemos por un tiempo a un relato autobiográfico más o menos convencional. Pero irremediablemente, como si fuesemos el objeto de una fatalidad eterna, los cielos vuelven a teñirse de sombras...

Naturalmente, no sigo para no espoilear. Pero tampoco puedo terminar sin reiterar que estamos ante un libro que rompe esquemas, sorprendente y subyugante, que le deja a uno tan descolocado como enredado sin remedio en la atmósfera oscura de una realidad soñada.

Firmado: Carlos Andia

1 comentario:

Greenleaves dijo...

Como bien dices, la portada y el título no animan nada ni a comprar ni a leer el libro.
No suelo ser muy de literatura española (no por nada en partícular, sino porque acabo siempre con libros de autores extranjeros en las manos) pero me lo apunto en la lista de posibles lecturas.
Suele ser cierto aquello de no juzgar un libro por su portada.
Un saludo.