jueves, 28 de marzo de 2013

Ryszard Kapuscinski: Cristo con un fusil al hombro

Idioma original: polaco
Título original: Chrystus z karabinem na ramieniu
Año de publicación: 1975
Traducción: Agata Orzeszek
Valoración: muy recomendable

Tranquilos: esto no tiene nada que ver con la Semana Santa.
No sé lo que les pasará a otros, pero, para mí, la obra de Kapuscinski constituye una auténtica necesidad. La de ir leyendo, uno tras otro, todos sus libros y la de alternarlos con las obras de ficción de otros autores que, usualmente, no tienen nada que ver. Porque Kapuscinski acaba siendo, casi, un género en sí mismo y, por ese extraño efecto refrescante de su lectura por placer; una lectura que está en el centro de una encrucijada de otros géneros pero que siempre resulta sumamente interesante.
Y no porque sea más de lo mismo hay que considerar que Cristo con un fusil al hombro (magnífico título) sea un libro previsible. El arte de la escritura del polaco se encarga de esa especie de artimaña: se lee el relato, se lee el relato desde, por ejemplo, la mía, una óptica europea de relativa lejanía con lo que pasa (hechos de hace 40 años) y se asocia ese disfrute a una especie de novela de aventuras particularmente dada a los malos finales, pero pronto se cae en la cuenta de que de novela nada y de aventuras menos. Que son hechos reales y que son personas de carne y hueso las que se encuentran sumidas en la realidad de los conflictos bélicos. Quién puede dejar de leer un relato que se titula Por qué mataron a Karl Von Spreti. Que Kapuscinski fuera un maestro en el arte de asociar el mejor de los edulcorantes, su excelente estilo, no significa que no nos haya suministrado la medicina. Y su principio básico suele ser: las víctimas de las guerras suelen ser siempre los débiles. O: el poder de las armas siempre acaban ostentándolo los totalitarismos. Sean subliminales, o surjan de sus reflexiones a pie de campo, los mensajes de Kapuscinski son nítidos y su formato de prescripción siempre es la mejor prosa periodística. Una infalible combinación que enriquece a quien la lee. Profesores de historia contemporánea: usen estos textos.

No le hacen falta más que unas líneas iniciales:

Estos tres hombres vestidos de verde botella y armados con metralletas son fedayines. Apostados en la carretera que va desde Beirut hasta la frontera con Israel, su cometido consiste en parar los coches. El que tiene un motivo justificado para seguir viaje, lo sigue, pero el que pasa por allí porque sí o aquel que tiene aspecto sospechoso, es obligado a dar media vuelta. Éste no es un lugar para turistas: aquí hay guerra. Israel está a tan sólo diez kilómetros.

Dos párrafos más tarde:

Los tres fedayines son muy jóvenes. El menor a duras penas llegará a los quince años. Muestra un semblante grave: se toma muy en serio su cometido de montar guardia. Con su casco, su metralleta, y su uniforme de campaña que le viene grande, tiene el aspecto del pequeño soldado de enlace de la sublevación de Varsovia....

...Rashidiya huele a naranjas y a sangre.

Apenas hemos pasado la primera página y la escritura de Kapuscinski nos ha trasladado en el tiempo y en el lugar. Luego acudiremos a Sudamérica, a Centroamérica, a África. Donde había conflictos estaba Kapuscinski y donde estos conflictos tenían cosas que merecían ser explicadas, ahí estaba Kapuscinski para hacerlo mejor que nadie.

También de Ryszard Kapuscinski en Unlibroaldía: ÉbanoLa jungla polacaEl imperioEl Sha o la desmesura del poderEl emperador, Un día más con vida

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mi la obra de Kapuscinski es una aventura al vacío, no conozco su bagaje literario. Pero ante una crítica como la tuya, espero poder leer pronto este libro.
P.GG

Francesc Bon dijo...

Gracias por el comentario: entrar en la obra de este genio es quedarse allí a vivir una temporada.