miércoles, 5 de septiembre de 2012

Joseph Roth: La rebelión


Título original : Das Rebellion
Idioma original : Alemán
Fecha de publicación : 1924
Valoración : recomendable

Ciertos conocidos insisten que este, y no Philip, es el mejor Roth. Vaya, no me gusta encontrarme ante tales tesituras y, aunque reconozco que al contemporáneo su fecundidad a veces le traiciona, y no comulgo con su decisión manifestada de dejar de leer ficción, opto por hurgar en la obra del Roth que ya murió, hace bastantes años, víctima, dicen del alcoholismo. Y me encuentro con que La rebelión es una muy buena novela repleta de excelente literatura, con un aire entre lo social y lo muy levemente fantasioso.

Cuenta esta novela la historia de Andreas Pum, austríaco mutilado en la Primera Guerra Mundial, por tanto, condecorado con una medalla y autorizado por un documento a pasear su organillo y tocar su música. De lo cual se siente orgulloso: defiende ese orden que le ha compensado de esa manera por servir a su país. Ese sentido justo que, para él, equilibra el mundo. Su existencia es gris y humilde pero no exenta de algo parecido a la felicidad. Acepta su lugar en la sociedad y parece no anhelar más que aquello que va encontrándose a su paso. La gente que le da dinero por interpretar su música, la joven viuda con la que se casa, todo lo encuentra como cree que merece y debe ser. Pero un episodio desgraciado da al traste con ese modesto pero idílico panorama.

Hace unos meses leí El extranjero de Camus. Que me dejó un pelo frío. La sensación con La rebelión ha sido más satisfactoria. Más esperanzada, menos desasosegante. También es esta una historia que podemos interpretar libremente, desde su ubicación espacio-temporal (Viena, período entreguerras), hasta su título, pasando por los sucesivos estados anímicos (respecto a la autoridad, respecto a la sociedad, respecto a las mujeres, respecto a la religión) del protagonista y sus relaciones con los seres que le rodean, con el aparato burocrático estatal y autoritario que le concede y le niega favores de forma volátil y caprichosa. También Andreas parece, como el personaje de Camus, mantener una postura determinada frente al mundo. También Andreas parece, como el coronel de García Márquez al que nadie escribía, aguardar un giro en su fortuna. Aunque los hechos que le acontecen hacen que esta esperanza se reduzca radicalmente. Sé que habrá quien encuentre exagerada la comparación, donde Sartre abanderó un movimiento, obtuvo un Nobel, influyó a una generación y Roth, Joseph, parece ser uno de esos escritores condenados al malditismo. Pero algo tiene esta novela y estos personajes que los hace originales e interesantes.

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3 comentarios:

Lleixes dijo...

Un libro que se construye poco a poco, de forma suave, con el respeto al orden y a la tolerancia como telón de fondo temático, pero que (de repente) escupe una rabia visceral hacia las más altas "instituciones" Un retrato inconformista de una sociedad depredadora y desigual.

Definitivamente me quedo antes con Joseph el maldito que con Philip el tostón. Donde se ponga "La leyenda del santo bebedor que se quite La humillación.

Saludos

Francesc Bon dijo...

Gracias por el comentario, Lleixes: pues sí, éste Roth, aunque crudo y desesperado, es completamente disfrutable.

Francesc Bon dijo...

Gracias por el comentario, Lleixes: pues sí, éste Roth, aunque crudo y desesperado, es completamente disfrutable.