martes, 1 de noviembre de 2011

José Zorrilla: Don Juan Tenorio

Idioma original: español
Año de publicación: 1844
Valoración: está bien

Más que una obra de teatro, Don Juan Tenorio es un "meme": uno de esos paquetes de información que se multiplican y se comparten hasta que todo el mundo las conoce. Desde su primera representación en 1844, se convirtió en una referencia básica de la cultura española, sobre todo en torno al día de Todos los Santos en que era tradicional que se representase en las principales ciudades. Generaciones de españoles aprendieron en la escuela versos, estrofas, escenas completas de memoria ("No es verdad ángel de amor", "responda el cielo y no yo", "que es el dios de la clemencia", etc.) y todo el mundo conoce de un modo genérico o aproximado el personaje de Don Juan y la trama de la obra.

Por supuesto, Zorrilla no inventó el mito de Don Juan, que tenía una larga tradición anterior, hispánica (Tirso de Molina y su Burlador de Sevilla; Antonio de Zamora: No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague; José de Espronceda: El estudiante de Salamanca) y europea (Moliére, Byron, Mozart). Lo que él hizo fue una adaptación modernizada, adaptada al gusto melodramático y algo excesivo de los románticos, y despojada de la carga teológica de los modelos áureos, y con un final modificado para satisfacer al público.

Personalmente, le tengo cariño al Tenorio por dos motivos: porque mi abuela me pedía, año tras año, que le prestase mi copia del Don Juan (de Austral para más señas) para leerlo por Todos los Santos; y porque hace cosa de diez años vi un monólogo de Rafael Álvarez 'El Brujo' basado en el personaje de Zorrilla, y me hizo verlo con ojos nuevos. Pero, sinceramente, todo el cariño y las anécdotas personales no consiguen salvar la obra, que a ojos actuales resulta ñoña, edulcorada, exagerada y ripiosa.

Qué le vamos a hacer, Zorrilla tenía sus habilidades (dicen que escribía obras de teatro como quien habla, a lo Lope de Vega), y sus contemporáneos lo adoraban. Pero se ha quedado viejo, más viejo, paradójicamente, que muchas obras del Siglo de Oro español. Que Don Juan Tenorio se represente todavía cada Día de Todos los Santos (donde todavía se represente) es una tradición literaria entrañable que convendría mantener; no tanto por la calidad literaria intemporal de la obra, como por la capacidad del Don Juan para perdurar vivo como mito.

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