martes, 19 de abril de 2011

Mario Vargas Llosa: El sueño del celta

Idioma original: español
Año de publicación: 2010
Valoración: se deja leer

Antes de empezar, y para situarnos, aclaro: Vargas Llosa nunca ha estado entre mis escritores favoritos. Disfruté mucho con Pantaleón y las visitadoras y con La tía Julia y el escribidor, dos novelas divertidísimas; y Los cachorros me parece un modelo acabado de novela experimental, muy en boga en cierto momento entre los escritores del "boom". No he leído Conversaciones en La Catedral ni La fiesta del chivo, de los que tengo muy buenas referencias. Pero en general, respeto la amplitud y la variedad de la obra del Premio Nobel. Por eso, y porque había oído buenas críticas, me acerqué a El sueño del celta con grandes esperanzas.

Esperanzas que, en buena medida, han quedado defraudadas. No es que sea mala: es una novela correcta, dignamente estructurada (sin grandes virtuosismos: un doble plano presente/pasado y un narrador omnisciente focalizado en el protagonista) y pasablemente escrita (aunque se nota que Vargas Llosa no ha puesto ningún esfuerzo en el estilo; de hecho a veces cae en tópicos y latiguillos). Pero es sobre todo una novela sin poesía, sin imaginación, sin vuelo. Se diría que don Mario ha caído en una trampa en la que suele caer muchos escritores noveles: se ha documentado tanto sobre las andanzas del protagonista, Roger Casement, por el Congo, la Amazonia o Irlanda, que se ha sentido obligado a introducir toda esa información en el texto, en vez de usarla como fondo o como fuente para la creación literaria.

Por otra parte, la novela palidece hasta casi desaparecer en comparación con otras novelas que han tratado temas semejantes. Qué decir de El corazón de las tinieblas (Conrad aparece como personaje en la novela, de hecho) o de la seccion africana del Viaje al final de la noche; y en el caso del Amazonas, ahí está La vorágine, obra maestra que sin duda Vargas Llosa debe conocer de sobra; u otras obras de literatura indigenista como Huasipungo. Esas novelas hablan del modo en que la maquinaria imperialista destroza a los habitantes de las colonias, igual que esta; pero a partir de esa idea construyen una obra de arte que ofrece muchas otras lecturas y que multiplica su capacidad de significación. Con El sueño del celta no pasa eso; ni si quiera consigue indignar, conmover o conmocionar con sus descripciones: es todo demasiado frío y funcionarial, como si se hubiera contagiado de los Informes que el propio Casement escribió sobre la situación del Congo o de las plantaciones de caucho del Perú.

De hecho, tampoco tengo claro el porqué de la elección del tema (las atrocidades, siempre idénticas, cometidas por los Imperios en sus respectivas colonias), que a estas alturas resulta algo obvio y trillado: las brutalidades del colonialismo han sido ya destapadas, criticadas, expuestas e irregularmente expiadas por los imperios responsables; denunciarlas ahora no tiene mayor mérito ni exige especial valentía. Salvo que Vargas Llosa esté intentando decir que estas atrocidades todavía ocurren hoy en día, algo que probablemente sería verdad, pero que no me encaja con las habituales posiciones políticas del escritor...

Puede que esté siendo demasiado duro con la novela, pero es porque, evidentemente, de un Premio Nobel uno solo puede esperar la excelencia. Y esta no es una novela excelente. Es una buena novela, una novela correcta, pero que no deja huella. Qué le vamos a hacer.

También de Mario Vargas Llosa en ULAD: Conversación en La CatedralLa fiesta del chivoPantaleón y las visitadorasLa ciudad y los perros, La guerra del fin del mundoTiempos recios

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Se te escapó un "voga"...

Santi dijo...

¡Ups! ¡Corregido, muchas gracias!

Anónimo dijo...

LO LEI HACE UN MES Y ESTOY COMPLETAMENTE DE ACUERDO: "CORRECTA PERO NO DEJA HUELLA"

Axeldime dijo...

Me parece que si estas siendo duro con la novela, ademas de buscar con profundidad defectos de estilo. Esta es una novela con mucho sentido activista, cosa que V.Ll. no muestra tan evidentemente a menudo, y si me parece un trabajo de un nobel, si quieres tomar otro modelo del cual hablarias lo mismo, entra en el mundo del "viaje del elefante". no defiendo a V.Ll., en lo personal no soy fan, pero si es una novela muy apreciable.

Santi dijo...

Bueno, evidentemente hay una parte opinable en todo esto, y para gustos los colores. A mí (y a otros lectores con los que lo he comentado) me ha parecido una novela plomiza, repetitiva, muy poco imaginativa y solo pasablemente escrita desde el punto de vista del estilo. Si fuera la primera novela de un chaval de 19 años le diría: ánimo, tienes madera, deberías intentar hacer esto y lo otro. Pero viniendo de todo un Vargas Llosa, no creo que tenga un pase.

Y que sea una novela con una carga activista no la salva: se pueden escribir novelas malísimas cargadas de buenísimos sentimientos. Y viceversa. Y ante ellas, podemos (y debemos decir): esta novela es moral o ideológicamente X, y aparte de eso es una buena/mala novela.

Además, y con esto ya termino, tampoco me parece que sea una novela políticamente valiente: ponerse ahora a criticar los desmanes del imperialismo europeo decimonónico, no es precisamente rompedor, que digamos...

Francisco Navarro dijo...

Totalmente de acuerdo con Santi. Un frío trabajo de documentación. No hay trama. Léxico muy pobre. A años luz de las obras anteriores de Vargas Llosa. No parece escrita por él.

Anónimo dijo...

Pues yo creo que hasta has sido demasiado benevolente. A mi me ha parecido un tostón, me ha costado terminarla, me ha resultado reiterativa y sobre todo, sin alma.

En efecto, me parece mucho más una biografía ligeramente novelada que una auténtica novela. Y es más, abundando en lo que dices, a veces suena al trabajo de un chaval de Bachiller que quiere lucir lo que sabe pero no termina de transmitir nada poderoso. Trabajo exhaustivo, eso sí, porque hay cientos de nombres y lugares que en realidad nos son indiferentes del todo.

Pues, ale, ya he terminado de darle toda la cera que Santi se ha guardado. Yo hubiera dicho 'decepcionante', a secas.

Saludos. Carlos Andia.